La mediación es, en muchos sentidos, muy novedosa en España.
En la actualidad, hay 9.000.000 de asuntos en tramitación en los Juzgados y Tribunales españoles. El ratio es de 1 por cada 5 españoles, y no incluye los asuntos que, en preparación, todavía no han accedido a los órganos de administración de justicia.
La mediación es una alternativa al derecho a acceder a los Tribunales de Justicia, y brinda a las personas involucradas en el conflicto la oportunidad de tener un papel activo en cómo se soluciona, en vez de dejar la decisión en manos de un juez, u otro tercero que pueda adoptarla.
Intentar una mediación no supone la renuncia al derecho a acudir a los tribunales. Si la mediación no resulta exitosa, la persona continúa pudiendo acceder a ellos, si así lo desea.
Casi todos los conflictos pueden llevarse a un proceso de mediación.
Las partes que acuden a una mediación alcanzan un acuerdo con el que ambas están conformes.
La mediación toma una cantidad de tiempo significativamente inferior a un proceso judicial.
La mediación es considerablemente menos cara que un proceso Judicial.
La mediación no impide acudir, posteriormente, a los Tribunales en caso de no llegar a acuerdo.
En un proceso de mediación privado, generalmente el primer acuerdo de los mediados consiste en determinar quién va a actuar como mediador. La cuestión más importante al elegir un mediador es asegurarse de que el mediador tiene experiencia, y una formación adecuada.